Los pretendientes.
Ya no les llamaré creyentes sino pretendientes:
Pretenden saber lo que no saben.
Pretenden ser buenos aunque jamás hagan el bien.
Pretenden tener un amor y desbordan odio.
Pretenden callar a los demás mientras ellos no se callan.
Pretenden imponer su moral y no son un ejemplo a seguir.
Pretenden ayudar con oraciones en vez de hacer algo.
Pretenden confiar en Dios y sólo quieren un amuleto.
Pretenden anhelar la vida eterna y les aterra la muerte.
Pretenden ser hermanos y no se toleran unos a otros.
Pretenden desear la paz y hacen la guerra.
Pretenden hacer la voluntad divina cuando hacen la suya.
Pretenden ser humildes y presumen su humildad.
Pretenden ser víctimas cuando son inquisidores.
Pretenden tolerar a la vez que juzgan a los demás.
Pretenden defender valores y no defienden sino tradiciones.
Pretenden y no son, porque fingir es el camino fácil, como todo camino de bajada.