26 de octubre de 2014

No tienen madre

No tienen madre.

Los super-héroes no tienen madre... ni padre. Son huérfanos. Así, resulta creíble que tengan sus propias reglas, aprendidas de aquellos, en algún momento o de los tíos o de padres sustitutos; pero, a final de cuentas, serán las propias reglas las que ellos seguirán. 

Estar sujetos a sus padres tiene inconvenientes: "Bruce, me tienes tan abandonada", "Peter, pasa por el pan de regreso a casa", "Harry, si no arreglas tu cuarto no sales con tus amigos". Tales cosas demeritarían el "poder" de nuestros super-héroes. Es la libertad del personaje para regir su vida el enganche supremo, no sus poderes, no sus tragedias personales, no sus vidas solitarias, no su lucha contra sus enemigos.

¿Y la pareja, qué tal una pareja? Tampoco. Una pareja implicaría renunciar a gran parte de su libertad y asumir responsabilidades para con ella: ¿por qué andas salvando a esa lagartona, Supermán? ¿Nunca estás conmigo, por andar salvando gente que ni conoces, mujer maravilla? ¿A poco ya terminaste, Flash? ¡Tú y tu maldito carácter, Hulk! ¿Por qué hueles a otra mujer, Aquamán? No, una pareja no es una alternativa decorosa para el glamour de nuestros personajes favoritos. Serían tan humanos como nosotros.

Pero... ¿qué hacen nuestros amigos imaginarios con sus poderes? ¿Acaso construyen pozos de agua potable?,  ¿cultivan grandes extensiones de tierra para dar de comer a los hambrientos?,  ¿construyen casas para los desprotegidos?, ¿derrocan gobiernos corruptos o criminales?, ¿detienen las guerras?  o ¿llevan niños enfermos a hospitales? No. Los super-héroes no persiguen fines sociales, ninguno, solo metas personales, de su reducido grupo o defienden el capital y el status quo. 

Tampoco los encontramos muy inteligentes. Por el contrario, los inteligentes son los malos: Los Brainiac, Luthor, pingüinos, acertijos y demás son los enemigos, los peligrosos, los "genios del mal" que tratan de apoderarse del mundo, o destruirlo (aunque luego no tengan ellos mismos dónde vivir). Aún cuando los super-héroes tengan poderes para lograr sus fines de inmediato, tiene que pasar todo un capítulo para que se les ocurra cuál poder usar para librar la situación, permitiendo al lector, adivinar el poder a emplear y sentirse igual o superior a su héroe. 

¿Y qué tal andan de emociones nuestros salvadores? Casi siempre, la tristeza, soledad e incomprensión, algo con lo cual definitivamente cualquiera todos nos podemos identificar. Amores fallidos, sí. Amores exitosos, no. Rabia e indignación por la situación mundial, jamás. Incluso la ira está prohibida a no ser que, de ella, resulte algo positivo, como poder vencer al enemigo. Caso aparte están los jamesbonds, enteramente insensibles, meras máquinas de placer y matar, incapaces de sentir algo, aunque sea miedo o una simple duda. Pero esos son solo humanos, millonarios, espías, repletos de avances tecnológicos que son los que les confieren sus poderes especiales, algo así como Batman pero en disfraz de gentleman. 

Los super-héroes, pues, se reducen a ser capaces de salirse con la suya, por sobre el mundo, por sobre los demás, en entera libertad... sin padres,... por eso gustan tanto a los niños, y a los que seguimos siendo como niños.

Super-Enoch