13 de noviembre de 2013

Un cuento de vampiros modernos.

Un cuento de vampiros modernos.

Le juro, señor, que yo no quería esto para mí. No pedí convertirme en un muerto en vida, un ser sin sangre en las venas que necesita robarla a los demás para seguir viviendo.

Yo deseaba a una vida tranquila, por eso me esforcé en mis estudios. Jamás pensé que terminaría haciendo tanto daño. No me reconozco.

Ya ni siquiera puedo puedo verme al espejo. Y si pudiera, no me reconocería.

Niños o viejos, hombres o mujeres, nadie está libre de la amenaza que represento. Sus miradas de terror cuando me acerco, el llanto y las súplicas de piedad, son estacas para mi corazón.

No quisiera que otros sufrieran mi suerte; pero es inevitable. Terrible es que algunos busquen esta vida, ilusionados por el glamur que el cine y la televisión muestran de nosotros. Es verdad que tenemos lujos y comodidades; pero a cambio de haber perdido nuestra humanidad, de vivir en soledad, rodeados de gente igual o peor que nosotros.

No se me acerque, por favor. No vaya a caer en mis manos porque me convierto en una bestia insaciable que le robará todo, hasta el último aliento, hasta la última gota de su sangre. ¡Huya! ¡Aléjese! Créame que le hago un gran favor al rechazarle su solicitud de préstamo.

Enosferatus