9 de octubre de 2008

¿A dónde se fueron los fantasmas?

¿A dónde se fueron los fantasmas? ¿Qué pasó con ellos? ¿Qué pasó con los duendes, hadas, chaneques, nahuales y demás personajes que nos provocaban miedo? Parece que hoy día ya están venidos a menos. Parece que dejamos de ver el suelo para buscar en el cielo y vimos, fotografiamos y luego filmamos OVNIS por todos lados. Sólo que, después de tantos años de avistamientos, abducciones y cero contacto, concluímos que los alienígenas NO vienen en son de guerra, como tanto temimos. No, ellos venían en misión de rescate para llevarnos a otro planeta porque la humanidad estaba a punto de desaparecer. Hubo quien lo creyó y se suicidó para ser recogido –en espíritu- y ser trasladado a ese planeta lejano cuyo nombre no recuerdo pero bien podría llamarse Siserán (en la Galaxia) Estu-π2.

La siguiente ola de miedo surgió, al estilo japonés, de los objetos cotidianos: los microondas provocan esterilidad, los celulares te cocinan el cerebro, las líneas de alta tensión provocan leucemia, la sacarina, el unicel y hasta los desodorantes cancerígenos. Los alimentos transgénicos y los engendros genéticos que usan para producir la carde de Mc Donald's y KFC provocarían mutaciones en nosotros... pero tampoco pasó nada.

No, ya no somos tan “ingenuos”. Hemos crecido y madurado. Ya dejamos de creer en fantasmas y OVNIS. Y somos tan valientes que seguimos usando el celular, desodorante y unicel. Ahora, nos “espantamos” con cosas que sí son reales ¿o no?. Ahora, creemos que existen agujas infectadas de SIDA en los asientos de los cines, que podríamos despertar en una bañera llena de hielo y nos daríamos cuenta que nos extirparon un riñón. De la píldora esterilizadora y del insecto que te pica y te deshace la carne. Es más, debemos estar al pendiente de los correos que nos envían porque contendrán un virus que borrará toda nuestra información de la computadora. ¡Horror! ¿Qué podría ser peor que esto?

En lo político, ya desaparecieron los nazis y los comunistas. Ahora los terroristas y los fundamentalistas árabes son los “nuevos enemigos”. En lo religioso, el Diablo dejó de darnos miedo, pero lo reemplazamos por el "fin del mundo", para el cual hay signos clarísimos, ya que el Apocalipsis dice que “se levantará nación contra nación”, y “padres contra hijos”. No importa que las guerras y la lucha generacional hayan existido durante toda la historia de la humanidad. Muchos creyeron que sería el año 2000. Pero, parece que erraron los cálculos. Como no pasó nada malo (bueno, excepto porque algunos cuantos se suicidaron para no verlo) movimos la fecha para el 2012, porque así lo dicen "las profecías mayas" y listo… otra docena de años de miedo … ¡cómo sufrimos!

Nuestros miedos futuros están ya sembrados. Ya los “enemigos” y el fin del mundo no nos están quitando el sueño. Necesitamos tener nuevos miedos. Así que, ahora tememos perder nuestra calidad y estilo de vida. Se derretirán los polos, se acabará el agua (aunque Europa tenga años viviendo así), habrá hambruna (como si eso fuera novedad en algunos países pobres), se venderá PEMEX y, con él, la Patria. La educación pública desaparecerá para convertirse en privada (eso alegan los maestros que se oponen a la reforma para la calidad educativa) y tendremos que pagar... Independientemente de su validez... ¡qué miedo!

Hacemos de todo para “sentirnos espantados”. Vivir “con miedo” es una forma de vivir. Es una forma de “sentirnos vivos” o, simplemente de “sentir”… lo que sea, pero “sentir”. Estos “falsos sentimientos” son muy útiles para no enfrentar los sentimientos “verdaderos”, los cuales nos parecen tan intolerables que hacemos lo que sea para vivir distraídos, enajenados. Para no enfrentar nuestros “demonios interiores”, buscamos "demonios" afuera, donde no están.

Y tú, ¿tienes miedo?

Enoch Alvarado

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