12 de octubre de 2008

Amor y Amistad

Amor y Amistad

La amistad tiene mucho de amor… sólo es cuestión de saber sentirlo. La comprensión, el respeto, el interés por el bienestar del otro, el deseo de estar cerca o al lado, de no estorbar o interferir, quedarse callado cuando no nos quieren escuchar y decir la verdad cuando la necesitan oír. Aceptar las decisiones del otro, buenas o malas, sin criticar. Condolerte por sus penas y alegrarte cuando está feliz. Dar todo sin esperar nada a cambio. Tener todo el tiempo del mundo para recibir noticias suyas y alegrarte cuando llegan. Aceptar, con discriminación, pero sin rechazo ni juicio. Nunca llevar la cuenta de lo que das, que siempre será poco; pero sí de lo que recibes, que siempre será mucho. Olvidarse de uno mismo, de nuestras propias debilidades para dar fortaleza cuando hace falta. Conocer todos sus defectos y amarlos, también, porque son parte suya.

La amistad tiene mucho de amor; y muchas veces el amor tiene poco de amistad. Tal vez, porque toma tiempo el ser amigos de nuestras parejas. O porque en la relación hay mucho de fantasía y poco de realidad. Estamos tan preocupados por nosotros mismos, por suplir nuestras carencias, por miedo al rechazo y a la soledad que somos capaces de actuar y de callar, de herir y de exponernos, de sufrir y de hacer sufrir, de pasar la factura o pagar por aquello que recibimos. Defendemos nuestro punto de vista, nuestros derechos, nuestra autonomía con tal fuerza que, en estas batallas, vamos derribando lo que debimos haber construido.

La amistad y el amor no siempre van de la mano. Como parejas queremos ser siempre el primero en la vida del otro. Como amigos, aceptamos con mucho gusto el segundo lugar. En la pareja queremos ser los únicos. En la amistad, aceptamos compartir. Cuando llegan los hijos, consumen tanto tiempo que, si no ocupamos gustosos ese segundo lugar en la vida del otro y sabemos compartirlo, vendrá la peor de las rivalidades. Por eso, es nuestra obligación y derecho amar al amigo y ver a nuestra pareja como al mejor amigo de todos. Cuando los problemas llegan, cuando asoman las sombras, cuando la juventud escapa, cuando el cuerpo enferma, cuando la pasión suelta la rienda, es cuando nos damos cuenta de la verdadera importancia de ser amigos o de no haberlo sido.

Nunca estamos solos. Aún sin nadie a nuestro alrededor, estamos con nosotros mismos. Amarnos y ser nuestros propios amigos es un compromiso aún más difícil de cumplir. Amarnos no significa ceder al voluntarismo o hacer cualquier cosa por distraernos. Así como escuchamos al amigo, intentando encontrar sus verdaderos sentimientos, así debemos escucharnos. Así como podemos abrazar a otros, podemos abrazarnos. Así como estamos dispuestos a darles su tiempo, así debemos brindárnoslo. A final de cuentas, no podemos dar lo que no tenemos. Para dar amor y amistad, el compromiso empieza con nosotros mismos.

El amor y la amistad se festejan juntos, tal vez, para que no olvidemos que la amistad tiene mucho de amor y para enseñarnos a ser amigos de nuestra pareja.

Enoch Alvarado

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